Eufemismos y Pensamiento Unico...
En un país en el que
la clase política de la nueva era PP nos está habituando a esa engañosa
neolengua que intenta confundir al ciudadano disfrazando, con la deformación
del lenguaje y la confusión de conceptos, la dura verdad, y en el que parece
que muchos periodistas y analistas políticos le buscan tres pies al gato para
justificar lo que es injustificable.
En un país en el que los políticos están
llamando a los brutales recortes “reformas”, al abaratamiento del despido
“flexibilidad del mercado laboral”, a la amnistía fiscal a defraudadores “plan
para recuperar activos ocultos”, a los recortes y al copago farmacéticos
“aportación ciudadana”, o al hundimiento de la economía “tasa de crecimiento
negativa”, llamar al pan, pan es como un soplo de brisa fresca que nos
recompone un poco las neuronas, tan maltrechas por tanto mareo de perdiz y
abuso político y dialéctico.
Llamar al pan, pan,
decía, puede ser, en momentos turbios y cenagosos, como verdadera poesía para
nuestros sentidos, puede ser la herramienta perfecta que desenmascare las
divagaciones destinadas a tapar la evidencia, los engaños con que justifican los
abusos, las vaguedades y mamarrachadas con que nos desvinculan del compromiso
con la realidad.
Cuando el periodista le preguntó ¿Qué opinión tiene de los que
toman las decisiones ahora mismo?, Antonio Gala contestó: “Da la impresión de
que este país está gobernado por una colección de tontos que se han reunido
para jugar a algo, a las cartas, al dominó, y no saben las reglas…
La verdad es
que estamos gobernados por una pandilla de gilipollas”. También estas palabras,
de la boca de una voz lúcida y grande, suenan a poesía, porque a veces, en
tiempos de falsedades, nada hay más cercano a lo poético que la expresión clara
y contundente de la simple y llana verdad.
Coral
Bravo es Doctora en Filología